viernes, 1 de octubre de 2010

niña de tus ojos

ROBERTO ORELLANA(www.CristianosTube.com

MEJORA TUS CAMINOS

Le sugiero, querido lector, (Quizás hermano en la fe en Jesucristo), que preste muy debida atención al contenido de este artículo, ya que así como el fundamento que leerá seguidamente marcó mi propia vida y la signó con un derrotero muy diferente al que traía, así es mi oración que también lo produzca en usted. Es el cumplimiento fiel de dar de gracia lo que de gracia he recibido. Podría decirle que tome su Biblia y lea con atención tal o cual pasaje del libro de Jeremías, pero mi experiencia incluso personal me dice que es mucho mejor incluirlo textualmente aquí para que usted no se distraiga en lo más mínimo y pueda aprovecharlo íntegramente.
 
Jeremías 7: 1 Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: ponte a la puerta de la casa de Jehová, y proclama allí esta palabra, y di: oíd palabra de Jehová, todo Judá, los que entráis por estas puertas para adorar a Jehová.

Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: mejorad vuestros caminos y vuestras obras, y os haré morar en este lugar.

No fiéis en palabras de mentira, diciendo: templo de Jehová, templo de Jehová, templo de Jehová es este.


Pero si mejorareis cumplidamente vuestros caminos y vuestras obras; si con verdad hiciereis justicia entre el hombre y su prójimo, y no oprimiereis al extranjero, al huérfano y a la viuda, ni en este lugar derramareis la sangre inocente, ni anduviereis en p0os de dioses ajenos para mal vuestro, os haré morar en este lugar, en la tierra que di a vuestros padres para siempre.

He aquí vosotros confiáis en palabras de mentira, que no aprovechan.

Hurtando, matando, adulterando, jurando en falso, e incensando a Baal, y andando tras dioses extraños que no conocisteis, ¿Vendréis y os pondréis delante de mí en esta casa sobre la cual es invocado mi nombre, y diréis; Librados somos; para seguir haciendo todas estas abominaciones? ¿Es cueva de ladrones delante de vuestros ojos esta casa sobre la cual es invocado mi nombre? He aquí que también yo lo veo, dice Jehová.


Andad ahora a mi lugar en Silo, donde hice morar mi nombre al principio, y ved lo que le hice por la maldad de mi pueblo Israel.  Ahora, pues, por cuanto vosotros habéis hecho todas estas obras, dice Jehová, y aunque os hablé desde temprano y sin cesar, no oísteis, y os llamé, y no respondisteis; haré también a esta casa sobre la cual es invocado mi nombre, en la que vosotros confiáis, y a este lugar que di a vosotros y a vuestros padres, como hice a Silo.

Os echaré de mi presencia, como eché a todos vuestros hermanos, a toda la generación de Efraín.

Tú, pues, no ores por este pueblo, ni levantes por ellos clamor ni oración, ni me ruegues; porque no te oiré.


¿No ves lo que estos hacen en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén?


Los hijos recogen la leña, los padres encienden el fuego, y las mujeres amasan la masa, para hacer tortas a la reina del cielo y para hacer ofrendas a dioses ajenos, para provocarme a ira.

¿Me provocarán ellos a ira? Dice Jehová. ¿No obran mas bien ellos mismos su propia confusión?


Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor; he aquí que mi furor y mi ira se derramarán sobre este lugar, y sobre los hombres, sobre los animales, sobre los árboles del campo y sobre los frutos de la tierra; se encenderán, y no se apagarán.


Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: añadid vuestros holocaustos sobre vuestros sacrificios, y comed la carne. Porque no hablé yo con vuestros padres, ni nada les mandé acerca de holocaustos y de víctimas el día que los saqué de la tierra de Egipto. Mas esto les mandé, diciendo: escuchad mi voz, y seré a vosotros por Dios, y vosotros me seréis por pueblo; y andad en todo camino que os mande, para que os vaya bien.

Y no oyeron ni inclinaron su oído; antes caminaron en sus propios consejos, en la dureza de su corazón malvado, y fueron hacia atrás y no hacia delante, desde el día en que vuestros padres salieron de la tierra de Egipto hasta hoy. Y os envié todos los profetas mis siervos, enviándolos desde temprano y sin cesar; pero no me oyeron ni inclinaron su oído, sino que endurecieron su cerviz, e hicieron peor que sus padres.

Tú, pues, les dirás todas estas palabras, pero no te oirán; los llamarás, y no te responderán.

Les dirás, por tanto: esta es la nación que no escuchó la voz de Jehová su Dios, ni admitió corrección; pereció la verdad, y de la boca de ellos fue cortada.
Corta tu cabello, y arrójalo, y levanta llanto sobre las alturas; porque Jehová ha aborrecido y dejado la generación objeto de su ira. Porque los hijos de Judá han hecho lo malo ante mis ojos, dice Jehová; pusieron sus abominaciones en la casa sobre la cual fue invocado mi nombre, amancillándola. Y han edificado lugares altos de Tofet, que está en el valle del hijo de Hinom, para quemar al fuego a sus hijos y a sus hijas, cosa que yo no les mandé, ni subió en mi corazón.

Por tanto, he aquí vendrán días, ha dicho Jehová, en que no se diga más, Tofet, ni valle del hijo de Hinom, sino Valle de la Matanza; y serán enterrados en Tofet, por no haber lugar. Y serán los cuerpos muertos de este pueblo para comida de las aves del cielo y de las bestias de la tierra; y no habrá quien las espante. Y haré cesar de las ciudades de Judá, y de las calles de Jerusalén, la voz de gozo y la voz de alegría, la voz del esposo y la voz de la esposa; porque la tierra de Jehová será asolada. Este sermón, pronunciado a la puerta del templo, es una denuncia de las prácticas corruptas de los que decían que Jerusalén era inviolable porque allí se levantaba el templo de Jehová. Esta creencia se apoyaba en algo ocurrido más de cien años antes, cuando Isaías profetizó que el rey asirio Senaquerib no tomaría la ciudad. Pero los tiempos habían cambiado y Dios deseaba ahora que la ciudad y el templo fueran destruidos, a menos que la gente se arrepintiera y enmendara su conducta.

Hoy está ocurriendo lo mismo. La iglesia se cree inviolable porque la palabra dice que las puertas del Hades no prevalecerán contra ella, pero no dice que, a menos que el pueblo de Dios se arrepienta de su desobediencia y enmiende su conducta a veces corrompida por el humanismo y la religiosidad, el propio Dios no vacilará en borrarlo con juicio, sentencia y ejecución. Hay siete principios encerrados en este capítulo transcripto, que conviene tener muy en cuenta si es que se desea hacer el propósito y la voluntad de Dios y, obviamente, mejorar nuestros caminos.

1 – ESTABLECER CON CLARIDAD CUÁL ES LA CASA DE DIOS
 
Verso 4 No fiéis en palabra de mentira: Templo de Jehová, templo de Jehová, templo de Jehová es este.

La iglesia es puesta por el Señor para imponer la cultura del reino de los cielos en la sociedad, no para incorporar a sí misma la cultura de la nación en la que se encuentre. Muchos de nosotros no parecemos haber entendido bien, todavía, esto. Hablamos de iglesia y pensamos templo. Decimos “casa de Dios” y vemos construcción material. ¿No leemos la Palabra? ¿No sabemos ya que Dios no habita en casa hecha por mano de hombres? ¿No entendimos, (Al igual que David) que cuando Natán le profetizó templo no estaba hablando de construcción edilicia y Salomón, sino de construcción espiritual y Jesucristo?

¿No dice la Escritura que su cuerpo, su vida, son templo del Espíritu Santo? ¿No habla de sí mismo, Jesús, cuando dice que en tres días reconstruirá el templo, cosa que no fue entendida ni creída hasta por sus propios discípulos? ¿No leímos que Dios habita en las alabanzas de su pueblo? ¿No son estas escrituras, más de tres testigos para confirmar una revelación? ¿Qué adoramos más: la Palabra o el libro que tiene escrita esa palabra? ¿Qué valoramos más: la predicación de un siervo o el lugar (Ya sea de madera, acrílico o metal), desde donde se predica? ¿El culto o los objetos del culto? ¿La razón espiritual de un rito simbólico o el rito por sí mismo? ¿La adoración a Dios creando una estructura organizada para hacerlo mejor, o esa estructura, por sí misma, olvidándonos del Dios que la originó? ¿El canal humano por el cual fluye la voz de Dios o el ministerio personal de un hombre?

¡¡¡Conviértete!!, Le dice el Señor a su Iglesia, no al mundo incrédulo. Al mundo lo ama, le tiene comprensión, compasión, misericordia; a su iglesia le demanda: es lo justo. Dios es justo.

(Miqueas 3: 11)= (Aquí le está hablando a los dirigentes de la iglesia) Sus jefes juzgan por cohecho, (Lo que dice es que sus jefes son…en Argentina se les llama “coimeros”, no sé donde usted, entiende?) Sus sacerdotes enseñan por precio, (¿No andan personas, por allí, que pretenden altísimos cachet, hoteles cinco estrellas y baño sauna para ir a predicar o a enseñar a determinados lugares?) Y sus profetas adivinan por dinero; (¿Usted no ha visto revistas que se venden por allí, como “cristianas”, que le ofrecen profecías personales como si fueran horóscopos, a cambio de “ofrendas de amor”?) Y se apoyan en Jehová, diciendo: ¿No está Jehová entre nosotros? No vendrá mal sobre nosotros. (Esto es autoengaño. Trampa mortal. Lo hemos estudiado alguna vez. ¿Cuál es la casa de Dios? ¿Esto tiene que ver con la esencia del evangelio del reino de Dios? ¿No hay una enorme confusión que engaña y seduce aún a los escogidos? ¿Sabe usted qué es lo que nos demanda nuestro amoroso Señor para perdonarnos? Que mejoremos nuestros caminos. ¿Le parece demasiado?)
2 – ADMINISTRAR CON FIDELIDAD LAS RIQUEZAS DEL REINO

Primero: para recibir bendición de Dios, es necesario hacer prevalecer la justicia entre el hombre y su prójimo. No podemos simular con una serena sonrisa bondadosa y asegurar paz, paz y paz, sabiendo muy bien que no hay paz, que en verdad lo que hay, es guerra. Una cosa es apoyarnos en las verdades de Dios y otra, muy distinta, en las quiméricas y utópicas imaginaciones de nuestro corazón, de nuestra mente, por mejor intencionadas que sean.


La acusación es visible: incensar baales, es decir: darle prioridad a dioses ajenos (Fama, dinero, poder) contaminar la iglesia con prácticas que Dios abomina y también robar. ¿Robar? ¿Usted me quiere decir, hermano autor, que un hijo de Dios puede ser un ladrón? No. ¡Jamás! Un hijo de Dios no, por supuesto. Pero resulta ser que solamente Dios conoce a sus hijos; nosotros conocemos la masa. O le damos un vistazo al registro de la membresía de la congregación. Y no es lo mismo, créalo por favor.

Verso 11¿Es cueva de ladrones delante de vuestros ojos esta casa (No el templo, la iglesia) sobre la cual es invocado mi nombre? He aquí que yo también lo veo, dice Jehová.

Hay una iglesia que tiene dones, que tiene bendiciones, que tiene milagros, que tiene alabanza, que tiene celebración y que tiene comercio abominado por Dios, eso es más que claro. Y mucho más claro aún, cuando Jesús lo confirma en el Nuevo Testamento. Porque, reflexione, aquellos cambistas y vendedores de palomas a los que Jesús acusa de ladrones, no eran mundanos oportunistas, gente que venía a la puerta del templo a tratar de paliar su crisis económica. ¡Eran hermanos de la congregación autorizados por las jerarquías del templo para mercantilizar lo santo y lo sagrado!! Por si usted duda, todavía, en los evangelios de Mateo (Cap.21) Marcos, (Cap.11) y Lucas (Cap.19) se los deja en evidencia de modo inexcusable. Él pretende, respalda, sustenta y avala a una iglesia que ora, no que se dedica a negocios evangélicos por mejor que puedan ser sus intenciones. Entonces viene la pregunta: ¿Es que se ha acabado la fe? ¿Es que Dios no puede hacerlo y por eso el hombre tiene que reemplazarlo con sus procedimientos empresarios? ¿Eso es, precisamente, esa fidelidad de buenos administradores que es lo único que se nos pide?

3 – INTERCEDER CONFORME AL PROPOSITO DE DIOS, NO POR AFECTOS DEL ALMA

Cualquier intercesor levantado por el Señor y no seleccionado por disposiciones de hombres sabe que, lo primero que tendrá que buscar, es la dirección del Espíritu Santo, antes de ponerse en la brecha por algo o por alguien. Para ello, lo único que necesitará, (Y si es Dios quien lo levantó indudablemente que ya lo tiene) es discernimiento. Al hacer la comparación con Silo, lo que Dios dice es que si se hace la tarea conforme a su voluntad, habrá bendición, pero que si se hace como a nosotros nos conviene, nos agrada o nos viene en gana, podrá abrir puertas para la maldición. Nada menos.
 
Verso 16 Tú, pues, (Está hablando con intercesores, con profetas) no ores por este pueblo, ni levantes por ellos clamor ni oración, ni me ruegues, porque no te oiré.

Entienda: cuando Dios dice Os hablé desde temprano, ese término, DESDE TEMPRANO, significa: “Repetida y Seriamente”. Significa “Una y otra vez”. ¿Cuántos están hablando, hoy, y no sólo no son oídos sino que, inclusive, son mal mirados, criticados y hasta tildados de herejes o traidores por hacerlo? 2 Crónicas 36:15 dice que envió PERMANENTEMENTE mensajeros. Pregunto nuevamente: ¿Alguien los ha escuchado? ¿Alguien los escucha? ¿Alguien se atreverá a empujar por la ventana a Jezabel y proclamar el triunfo prometido? ¿Habrá algún Jehú que pueda decir “¡Heme aquí!”?

4 – TENER EN CLARO QUE NO SE NOS DEMANDA SACRIFICIO, SINO FE
 
Verso 22 Porque no hablé yo con vuestros padres, ni nada les mandé acerca de holocaustos y de víctimas el día que los saqué de la tierra de Egipto.

Esto no le está hablando a usted solamente de los sacrificios antiguos, sino también de todo tipo de religiosidad manifestada mediante solemnidades, asambleas, concilios, asociaciones, convenciones, congresos, comisiones y todas aquellas organizaciones humanas tan necesarias para encaminar la obra, pero jamás par anteponerla. Dios no unge organizaciones; Dios unge organismos vivos, esto es: hombres y mujeres que le obedecen.  Dice la Palabra que el que insiste con estas cosas, volverá a Egipto. Como eso no sucedió en lo literal, lo que le está diciendo es que corre el riesgo de comenzar como iglesia y terminar en las cosas del mundo, es decir: con la mentalidad del mundo, de esto se trata. 1 Samuel 15:22 le da la pauta clara cuando dice: Es mejor obedecer que analizar. Y Oseas 6:6 lo reafirma con Misericordia quiero, y no sacrificio. Estos pasajes no constituyen un rechazo a los sacrificios, sino que enfatizan que esos sacrificios carecen de valor si no provienen de un corazón recto, sincero, devoto. El mandato de Dios, es: Escuchad mi voz.

5 – NO SER DUROS DE CORAZON
 
Verso 26 Pero no me oyeron ni inclinaron su oído, sino que endurecieron su cerviz, e hicieron peor que sus padres.

¿Qué es un corazón duro? Cualquiera definiría, rápidamente, que está hablando de la gente que, estando en el mundo incrédulo, recibe el mensaje pero lo desoye, no lo cree, lo ignora y sigue esclavizada en el pecado, verdad? Y sí, esto es lo que legendariamente se nos ha enseñado al respecto. Y vale. Pero hay sólo un problema: a esto, Dios lo ha escrito para el creyente, para su Iglesia. Entonces; ¿Cómo podrá ser que dentro de la iglesia del Señor haya gente que no quiere escuchar, que no quiere entender, que no quiere obedecer? Pregunto: ¿Los hay? ¿Usted conoce alguno? Muy bien; eso es dureza de corazón. Hermanos que han oído tanta predicación a lo largo de sus vidas eclesiásticas que se les ha formado una callosidad en ese corazón de modo que esa coraza ya no permite que la unción del mensaje la traspase y bendiga. Entonces, cuando oyen la exhortación y la advertencia, siempre eligen suponer que eso le vendría muy bien a esa hermanita o hermanito que justamente hoy no vino al culto!!!

Dios siempre estuvo hablándole al hombre. A través de sus mensajeros, de sus atalayas, de sus profetas, de sus apóstoles. Hoy lo sigue haciendo, pero como son muchísimos los que todavía prefieren seguir viendo a la Biblia como un libro instructivo, ilustrativo e histórico, nadie parece tomar conciencia que Él intenta, (Por amor y misericordia) corregir aquellas falencias que impiden lograr el objetivo divino.
6 – ADMITIR CORRECCION

Verso 28 Les dirás, por tanto; esta es la nación que no escuchó la voz de Jehová su Dios, ni admitió corrección; pereció la verdad, y de la boca de ellos fue cortada.


Esto es, quizás, el punto más complejo, espinoso y peligroso que afronta hoy día la iglesia del Señor. Nadie, (Milite donde milite), está dispuesto a aceptar correcciones de ninguna clase. Cada uno cree tener la doctrina completa, perfecta, inmaculada y exenta de errores. Sucede con cada denominación, con cada sector, es casi masivo. No ha funcionado, eso es evidente y nadie puede autoengañarse asegurando que sí, pero igualmente, nadie acepta moverse de la doctrina que ha adoptado.

Fíjese que algunas, entre sí, presentan muy pocas diferencias y pueden compatibilizar; pero otras son, en lo conceptual, diametralmente opuestas y enfrentadas. Nadie se explica como, un mismo Espíritu Santo, puede lanzar enseñanzas tan disímiles. ¿Nadie ve esto? “-¡Es que esa gente no tiene al Espíritu Santo!”- se sigue oyendo por allí. ¡¡Dios me libre de caer en tamaña posibilidad de blasfemia adoptando una postura de juez que nadie me ha otorgado y que quizás ni siquiera estoy en condiciones de ejercer!!

Ninguno parece preocuparse demasiado en orar buscando la dirección de Dios; es mucho más sencillo y cómodo decir: “- Y sí…son buenos hermanitos…pero lástima que caminan en error…-” Los otros. Siempre los otros. Tome nota: después del año mil quinientos y tantos, cuando a cierta gente se le ocurrió emitir un decreto en el cual le adjudicaban a cierta persona un carácter de infalible, hay que suponer que ¿Alguien pudo haber recibido de Dios una disposición de esa naturaleza? ¡¡¡NOOOO!!! Casi aullamos todos al unísono, y nos asiste la razón. Pero, curiosamente; ¿No pensamos, nos comportamos, vivimos, actuamos, opinamos y decidimos como si lo fuéramos cada uno de nosotros? Entonces digo, pregunto, se me ocurre: ¿Qué duendecillo podría haber introducido ese pensamiento en las mentes que lo sustentan?
 
Jeremías 6: 17 Puse también sobre vosotros atalayas, que dijesen: escuchad el sonido de la trompeta, (La trompeta representa la Palabra de Dios en los tiempos finales) y dijeron ellos: no escucharemos.

Jeremías 5: 3 Oh Jehová, ¿No miran tus ojos a la verdad? Los azotaste, y no les dolió; los consumiste, y no quisieron recibir corrección; endurecieron sus rostros, (Daría toda la sensación que, de manera muy elegante, los está llamando “caraduras”, ¿Verdad?) Más que la piedra, no quisieron convertirse. (¡Atención! No está hablando con el mundo. ¡Está hablando con la Iglesia! Entonces: ¿De qué conversión estará hablando? Sin ninguna duda: de la única. Es decir: ¡CONVIÉRTETE IGLESIA!

(Jeremías 9: 5)= Y cada uno engaña a su compañero, y ninguno habla verdad; acostumbraron su lengua a hablar mentira, se ocupan de actuar perversamente. (Recuérdelo: perversidad no es simplemente maldad, es obrar torcido.)

Isaías 5: 12 Y en sus banquetes, (Los que juntan casa a casa, es decir: iglesia a iglesia) hay arpas, vihuelas, tamboriles, flautas y vino, y no miran la obra de Jehová, ni consideran la obra de sus manos. (Esto significa que hay muy buenos músicos, excelentes instrumentos, mucha fiesta, algarabía, bullicio, coros, danza, aleluyas a granel, variados ministerios. ¡Hay de todo hermano! ¡Estamos diez puntos!) No miran a Dios, se miran a sí mismos y se envanecen de lo que creen ver.
 
Jeremías 3: 21 Voz fue oída sobre las alturas, llanto de los ruegos de los hijos de Israel; porque han torcido su camino, de Jehová su Dios se han olvidado. 

Jeremías 14: 19 Esperamos paz, y no hubo bien; tiempo de curación, y he aquí turbación.

“Bueno, hermano…¡Pero esto es para Israel! Olvide a los viejos judíos. Israel es la Iglesia. Escuche el mensaje, confronte su conducta, admita la corrección, salga de la religión hueca, entre en la dimensión de la fe por el Espíritu, conviértase, viva el Evangelio del reino, deje toda imitación grosera, barata, inútil y basada en entretenimientos “cristianos”. Dios tiene una Iglesia en la tierra que es la encargada de cumplir su plan. Dios no es el manager de un gran show de domingo. Si no sacude al mundo; si sólo sacude paredes de algunos templos, algo está faltando. No se olvide que aceptar ser corregido nos ayuda a saber después discernir entre lo falso y lo verdadero.
 
Verso 34 Y haré cesar de las ciudades de Judá, (Es decir: grandes concentraciones humanas viviendo en la misma desobediencia de Caín.) Y de las calles de Jerusalén, (El andar de la iglesia nominal) la voz de gozo y la voz de alegría, (Está diciendo LA VOZ, no EL SENTIR) la voz del esposo (Cristo) y la voz de la esposa (La Iglesia real) porque la tierra (Que es la carnalidad) será desolada.

Esto es escatología, ¿No es así? ¿Y cuándo habrá de suceder esto? Milenaristas, pre-milenaristas; ¡Basta! Dios no dice que inexorablemente va a hacer esto. Dice que TENDRA que hacerlo si su pueblo no obedece su voluntad y su propósito. Si sigue obsesionado en hacer fotocopias de mala calidad partiendo de un impecable original.
 
Isaías 24: 7 Se perdió el vino, (La revelación) enfermó la vid, (El pueblo) gimieron todos los que eran alegres de corazón (De corazón, de alma, de emociones, no de espíritu, ¿entiende? ¡Aleluya hermano! ¡Gloria a Dios! ¡Y a su nombre…! ¡Gloria! Y etc.etc.) Cesó el regocijo de los panderos, (Adiós a los recitales musicales sin unción ni adoración o alabanza genuinas) el estruendo de los que se alegran, cesó la alegría del arpa (¡Un momento! Y no sé qué es lo que piensa usted, pero mientras sigamos creyendo que está hablando con el mundo incrédulo, no salimos, eh?)
 

Ezequiel 26: 13Y haré cesar el estrépito de tus canciones, y no se dirá más el son de tus cítaras.
 

Oseas 2: 11 Haré cesar todo su gozo, sus fiestas, sus nuevas lunas, y sus días de reposo, y todas sus festividades.

(Apocalipsis 18: 23)= Luz de lámpara no alumbrará más en ti, ni voz de esposo y de esposa se oirá más en ti; porque tus mercaderes eran los grandes de la tierra; pues por tus hechicerías fueron engañadas todas las naciones.

Temperamento Colerico y Sanguineo

Por Sonia Luna

Los coléricos pueden también ser hombres y mujeres de fe. Sin embargo, son personas tan visionarias y tan lanzadas a sus objetivos y con un sentimiento tan grande de auto confianza, que en ocasiones es difícil discernir si lo que tienen es una gran fe en Dios o en sí mismos..

El COLERICO 

El éxito de tu vida espiritual depende de la eficacia de tu estudio bíblico personal, no de tu temperamento. Sin embargo, tu temperamento influenciará tus hábitos de estudio bíblico con tanta seguridad como influencia tus hábitos de comer físicamente.
Los coléricos como regla general, son personas disciplinadas, pero el problema que tienen es que raras veces ven su necesidad de un estudio bíblico personal. La actitud que tienen es :”Voy a la iglesia a oír la Palabra de Dios, pero la Biblia es un libro antiguo y tengo tantas cosas importantes acerca de las que pensar que no tiene tanta importancia para mí”. Esta puede ser la razón de que tantos coléricos sean espiritualmente superficiales y de que no experimenten crecimiento espiritual. Pueden ver lo importante que es para otros, pero creen que no lo es para ellos. E incluso cuando son conscientes de la necesidad de estar constantemente y a diario sumergidos en la Palabra, pueden hallar verdades que aplicar a otros y no a sí mismos. Sin embargo, una vez que se quedan convencidos de que sin Dios su vida carece de razón, pueden empezar a desarrollar hábitos espirituales eficaces.

La vida de Oración
La oración es esencial para la vida espiritual del cristiano, tanto como la respiración lo es para su vida física. Todos los cristianos oran. La manera en que oran, sin embargo, es casi tan variada como las personas. Hay dos cosas esenciales que tienen una pronunciada influencia en tu vida personal de oración: 1) tu instrucción por la Palabra de Dios y por tus líderes espirituales, y 2) tu temperamento, que influencia en todo lo que hacemos. No es el único factor, pero probablemente es el más importante.

Los coléricos son la actividad personificada. Al igual que Marta, preferirían pasar el tiempo sirviendo al Señor más que hablar con El. Su espíritu de autosuficiencia tiene una tendencia a limitar lo que tratan con Dios. Si pueden resolver qué hacer acerca de una situación determinada, preferirán hacerlo antes que hablar acerca de eso con su Padre Celestial. Sólo dejan las cosas grandes, esto es, los proyectos o temas acerca de los que no saben como actuar, para orar acerca de ellos. Una vez que un cristiano aprende en la escuela de los duros golpes (y esto es por lo general lo que se precisa) que tiene que encomendar todo sus caminos al Señor, desarrolla el hábito de orar mientras está haciendo alguna u otra cosa.

El conducir, hacer deportes, trabajar o cualquier cosa que no requiera concentración le es una oportunidad para orar. Pablo debe haber orado de esta manera; al ir de ciudad en ciudad debe haber orado sin cesar. Uno de los enemigos de la vida de oración del colérico es su mente extremadamente activa. Tan pronto como empieza su tiempo de oración piensa en algo que se tiene que hacer. La mejor manera que he encontrado para resolver este problema es tener un cuaderno de notas al lado de tu silla o lugar donde oras y anotar cada idea que te venga a la mente mientras oras, a fin de que puedas volver de inmediato a la oración. Es la mejor manera de mantener la concentración en oración.

El vivir por Fe
Dios no hace acepción de personas. ¿Por qué parece que Dios usa a unas personas más que a otras? ¿Por qué Dios utiliza a algunas personas muy ordinarias más que a algunas de las que poseen más talento e inteligencia? Esto no significa que Dios no use a personas dotadas. El Apóstol Pablo era evidentemente una persona dotada y con la mejor educación disponible en aquellos tiempos, y Dios lo utilizo poderosamente. Pero también utilizo a Pedro, a Jacobo y a Juan, que eran personas ordinarias y “sin letras”. Lo único que hace que un cristiano sea más que otro no es la apariencia, ni el cerebro, ni el talento ni tan siquiera la oportunidad: es la fe. ¿Cuál es el común denominador? Es la Fe. 2 Crónicas 16:9 dice que los “ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él”. En este contexto, lo “perfecto” que Dios tiene en mente es la fe. La mirada de Dios está continuamente activa sobra esta tierra, buscando a los hombres y a las mujeres de fe.

Los coléricos pueden también ser hombres y mujeres de fe. Sin embargo, son personas tan visionarias y tan lanzadas a sus objetivos y con un sentimiento tan grande de auto confianza, que en ocasiones es difícil discernir si lo que tienen es una gran fe en Dios o en sí mismos.. si llegan a una verdadera fe en el Dios viviente y a creer que El realmente está obrando en el día de hoy, no le es difícil por lo general aceptar la Palabra de Dios y aceptar para sí mismo las promesas de Dios. Por lo general no se ve perturbado por dudas teóricas ni por auto críticas. En consecuencia, está dispuesto a aventurarse en un nuevo proyecto y a esperar que Dios proveerá. Una vez que ha probado la fidelidad de Dios al aventurarse con éxito en el primer paso, está listo para un segundo paso de fe. Y sus pasos tienden a hacerse más y más grandes. No parece haber límites a su visión si persiste en la Palabra y camina con Dios. Muchas de las organizaciones cristianas, sociedades misioneras e instituciones educativas cristianas fueron fundadas por coléricos o coléricos sanguíneos que, como Pablo, creían a Dios.

EL SANGUINEO
Los sanguíneos son personas espontáneas e indisciplinadas que realmente tienen que esforzarse para poder ser constantes en cualquier cosa. Esto ciertamente incluye su estudio personal de la Palabra. Son tan rápidos en ver su importancia como cualquier otro temperamento, pero su problema reside en llevar a cabo de una manera regular aquello que saben que es importante. Son tan susceptibles a los estímulos externos y tan interesados en todo, que les es fácil dejarlo a un lado en busca de otras cosas. Y, mucho más que con los demás, la televisión puede ser el esclavizador del sanguíneo para perjuicio de su vida espiritual. El señor y la señora Sanguíneo son los que más que nade tienen que aplicarse la norma que puede transformar su vida espiritual: ”No Biblia… no desayuno”. Esto es, deberían asumir esta norma: “Si no tengo tiempo para leer la Palabra de Dios un día determinado, no me tomaré el tiempo de tomarme el desayuno. Si mantiene este compromiso, pronto desarrollará una vida devocional coherente.
La vida de Oración
La oración es esencial para la vida espiritual del cristiano, tanto como la respiración lo es para su vida física. Todos los cristianos oran. La manera en que oran, sin embargo, es casi tan variada como las personas. Hay dos cosas esenciales que tienen una pronunciada influencia en tu vida personal de oración: 1) tu instrucción por la Palabra de Dios y por tus líderes espirituales, y 2) tu temperamento, que influencia en todo lo que hacemos. No es el único factor, pero probablemente es el más importante.

Los sanguíneos son rápidos, impredecibles y espontáneos acerca de todo, ¿Y por qué no es su vida de oración? Chispeante es el tipo que se levanta con los pájaros, y feliz, por lo que probablemente alaba al Señor por la mañana. Quizás incluso lo haga durante su ducha matutina. Por lo general, no le van mucho las listas o registros de oración, pero su versículo favorito es “Orad sin cesar”. Para él, esto significa que no tiene que apartar un tiempo específico para la oración. Se dirige a Dios (y a las personas) siempre que se siente con deseos de eso y acerca de cualquier cosa que le venga en mente. Un sanguíneo me dijo: “Me siento culpable cuando prometo orar por alguien, y luego me olvido. Así que ahora oro instantáneamente en mi corazón, tan pronto como piden lugar en mis oraciones: Señor, bendice a esta persona”. Probablemente esto sea mejor que nada, pero no es mucho. A no ser que sean retados de una manera especial, bien por el mismo Dios, bien por algún amigo que tenga una gran influencia sobre ellos, tienen por lo general una vida de oración más bien superficial. No les va demasiado la soledad ni la contemplación; por eso, prefieren pasar el tiempo con la gente que largos ratos con Dios.

El vivir por Fe
Dios no hace acepción de personas. ¿Por qué parece que Dios usa a unas personas más que a otras? ¿Por qué Dios utiliza a algunas personas muy ordinarias más que a algunas de las que poseen más talento e inteligencia? Esto no significa que Dios no use a personas dotadas. El Apóstol Pablo era evidentemente una persona dotada y con la mejor educación disponible en aquellos tiempos, y Dios lo utilizo poderosamente. Pero también utilizo a Pedro, a Jacobo y a Juan, que eran personas ordinarias y “sin letras”. Lo único que hace que un cristiano sea más que otro no es la apariencia, ni el cerebro, ni el talento ni tan siquiera la oportunidad: es la fe. ¿Cuál es el común denominador? Es la Fe. 2 Crónicas 16:9 dice que los “ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él”. En este contexto, lo “perfecto” que Dios tiene en mente es la fe. La mirada de Dios está continuamente activa sobra esta tierra, buscando a los hombres y a las mujeres de fe.

Los sanguíneos son los más prontos a dar un paso de fe si están espiritualmente motivados. Pero también son los más rápidos en todo. Aventureros por naturaleza, no les es difícil, especialmente en su juventud, emprender nuevas aventuras o proyectos con gran arrojo. Y, cosa sorprendente, Dios provee sus necesidades y de una u otra manera bendice lo que les parece a otros un gesto aventurado, si el corazón de ellos es recto. No propensos a pensamientos complejos, les es por lo general fácil creer a Dios y dar un paso de Fe. Cuando se trata de ganar almas, el sanguíneo es el que lo tiene más fácil. Le gusta la gente, pocas veces se siente intimidado por nadie, y si está motivado espiritualmente estará bien dispuesto a compartir su fe. El éxito en ganar almas alienta su fe, y encuentra más fácil hacerlo la siguiente vez, hasta que alguien le hace una pregunta teológica en la que no ha pensado. A los sanguíneos les es más fácil que a nadie creer la Palabra de Dios y actuar en base de ella, al menos a corto plazo. Sin Embargo, la constancia no es uno de sus dones.

Aprendiendo a adorar

A menudo fallamos en nuestros intentos de alabar y adorar al Señor enredándonos en "tradiciones" o simplemente porque no sabemos cómo hacerlo. A continuación encontrará ocho ejercicios que pueden ayudarle a desarrollar una vida de alabanza significativa.


«Señor, solo queremos alabarte» «¡Alabemos al Señor!»
Si bien dichas frases pueden surgir de un deseo sincero de alabar a Dios, muy a menudo se convierten en repeticiones planas y estériles. Incluso pueden convertirse en un sustituto de una alabanza planeada. La palabra alabar no es mágica y referirse a ella no nos asegura una alabanza genuina.
Entonces, ¿cómo debemos alabar a Dios? Igual que en cualquier otra área de la vida cristiana, los ricos tiempos de oración y alabanza resultan del aprendizaje y práctica de principios. Por mi propia experiencia de cierta disconformidad en mi vida de alabanza y mi esfuerzo por ayudar a otros a gozar a Dios en formas más profundas y plenas, he descubierto algunos «ejercicios espirituales» que pueden servir de trampolines para alabar genuinamente. Estos ejercicios pueden practicarse individualmente o en grupos grandes o pequeños.
 
1. Utilice un lenguaje preciso

Una de las mejores formas para empezar a mejorar su disciplina de alabanza es pasar cinco minutos alabando a Dios por quien él es. Permítame ofrecerle tres prácticos consejos:
No utilice la palabra alabanza. Esto lo forzará a decir lo que quiere decir sin depender de una palabra que, quizá para usted, contenga un significado vago. La restricción tal vez le parezca algo difícil o extraña al principio; hasta podría sentir que sus palabras carecen del tipo de expresión que le gustaría que guardaran. Pero cuando empiece a orar lo que está en su corazón, sus alabanzas serán más naturales y empezarán a fluir en forma más espontánea.
No use la palabra gracias. Alabar y agradecer son acciones cercanas pero formas distintas de oración: le damos gracias a Dios por lo que ha hecho; lo alabamos por quien él es. Dar gracias es una parte importante de la oración, pero cuando no estamos seguros de cómo alabarlo se puede convertir en un sustituto de la alabanza. Eliminar los «gracias» de nuestro vocabulario nos ayuda a concentrarnos en alabarlo.

Intente empezar sus oraciones con «tú» en lugar de «yo». Por ejemplo, podría decir: «tú eres grandioso y poderoso» o «tú eres el Dios de toda consolación y misericordia». Esta guía lo ayudará a no concentrarse en usted o en sus peticiones. Dios, y no nosotros, es el centro de la alabanza.


2. Utilice los nombres de Dios

Los nombres son muy importantes para Dios. En el Antiguo Testamento, Dios se revela al hombre al introducir gradualmente sus nuevos nombres para ayudar a su pueblo a comprender quién es él. Él continúa este proceso en el Nuevo Testamento hasta que Jesucristo es revelado como Aquel a quien se le ha dado «el nombre que está sobre todo nombre» (Fil 2.9).
Enfocar la alabanza en los nombres de Dios puede ayudarlo a aprender a alabar en forma más eficaz. «Oh Dios, como es tu nombre, así es tu alabanza hasta los confines de la tierra; llena de justicia está tu diestra» (Sal 48.10). Empiece dedicando cinco minutos en alabanza, nombrando los diferentes nombres de Dios. Haga una lista de los nombres que encuentre en las Escrituras, como por ejemplo Creador, Salvador, Redentor, Roca, Amigo, el Varón de gran dolor, el Camino, Príncipe, Rey de reyes, Pan de vida, Consejero, Maestro, Cordero. En muchas librerías cristianas están disponibles muchos libros sobre los nombres de Dios y de Cristo.
Este ejercicio resulta muy instructivo cuando se usa con personas que no están acostumbradas a orar en voz alta con otras personas. (Usted puede suplirles una lista de nombres acompañados por las referencias de las Escrituras.) Haga que cada persona diga un nombre, ofrecido como una pura alabanza de quien es Él, y en silencio piense sobre el significado de cada nombre.
Para ir más allá con este ejercicio, diga un nombre seguido de una declaración relacionada a él. Este proceso puede ayudarlo a desarrollar alabanzas que estén centradas firmemente en la esencia de quién es Dios. Elaborar una lista de los nombres de Dios puede igualmente demostrarnos qué tan bien lo conocemos. 

3. Utilice las Escrituras

Aprenda a utilizar porciones de la Biblia que son expresiones de alabanza. Estas porciones se pueden leer y orar una y otra vez, o mejor aún, citar de memoria. Puede empezar con los siguientes pasajes. También asegúrese de iniciar a desarrollar su propia lista de pasajes favoritos de alabanza.
«¡Oh, profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos! Pues, ¿quién ha conocido la mente del Señor? ¿O quién llegó a ser su consejero? ¿O quién le ha dado a Él primero para que se le tenga que recompensar? Porque de él, por él y para él son todas las cosas. A él sea la gloria para siempre. Amén.» Romanos 11.33-34
Los salmos 19 y 145 son buenos ejemplos de alabanza con los que se puede familiarizar. Las grandes oraciones de la Biblia son también buenas fuentes de alabanza; piense en comprometerse a memorizar algunas de ellas. Por ejemplo, al Padre Nuestro lo encabeza una alabanza (Mt 6.9–13). La oración de Pablo a los efesios (Ef 3.20-21) llega a su clímax con un himno de alabanza:
«Y a aquel que es poderoso para hacer todo mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que obra en nosotros, a él sea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos. Amén.»

4. Alábelo con música
La palabra alabar a menudo puede ser traducida literalmente en términos musicales. Por ejemplo, Hebreos 2.12: «en medio de la congregación te cantaré himnos» puede traducirse como «te alabaré». Cuando Pablo y Silas estaban en prisión en una cárcel de Filipo, cantaron alabanzas a Dios (Hch 16.25).
Los Salmos pueden convertirse en un himnario que nos ayuda a cantar alabanzas a Dios. Intente inventar sus propias melodías, o aprenda cantos de las Escrituras cuyo énfasis es la alabanza. Los himnos y los cantos que provienen de los Salmos están disponibles en varias publicaciones.
Los grandes himnos de fe pueden también ser un importante elemento de alabanza musical. En su tiempo íntimo de adoración usted puede empezar cantando la doxología. Al próximo culto de adoración que asista, intente alabar verdaderamente a Dios mientras canta los himnos —muy a menudo inconscientemente vociferamos las palabras familiares. Cantar los grandiosos himnos de la fe se está convirtiendo en historia. Como proyecto personal, comprométase a ser uno de aquellos que aprendieron a alabar porque respondieron a la exhortación de: «cantad alabanzas a Dios, cantad alabanzas, cantad alabanzas a nuestro Rey, cantad alabanzas» (Sal 47.6).
 
5. Alábelo a través de la poesía

Explore la poesía y los escritos de los santos cuyas vidas fueron expresiones de alabanza. Aprenda a llenar su mente con pensamientos ricos y profundos de Dios como este extracto de «¡Divina Majestad!» escrito por Frederick William Faber.
Lleno de gloria, lleno de maravillas,
¡Divina Majestad!
En medio de tus truenos eternos
¡Cómo alumbran tus rayos!
¡Océano ilimitado! ¿Quién te conocerá?
Tu propia eternidad te rodea,
¡Divina Majestad!
¿Alguna vez había pensado en Dios como un «océano sin orillas»? Dichos pensamientos cautivadores pueden inspirarnos y animarnos a ideas más grandes acerca de Dios.
 
6. Desarrolle meditaciones personales sobre Dios

Las personas que tienen grandes pensamientos acerca de Dios son aquellas que realmente lo conocen y quienes están dispuestas a «adorar en espíritu y en verdad» (Jn 4.24). Además al exponernos a los pensamientos de aquellos que realmente alabaron a Dios, podemos empezar a desarrollar tan hermosos y grandiosos pensamientos por nosotros mismos.
Invente y medite aparentes paradojas o cualquier otro pensamiento que lo ayudará a ampliar su concepto de Dios. Por ejemplo, «Te llaman el León y el Cordero. ¿Cómo puedes ser ambos al mismo tiempo?» «Eres simultáneamente telescópico y microscópico, ¿qué me dice eso acerca de ti?» «Eres todo Dios, todo hombre, y aun así no hay conflicto en ti —¿cómo puede ser esto posible?» Empiece levantando una lista (y auméntela en su cuaderno) acerca de ¡grandes pensamientos acerca de Dios! La grandeza de Dios llena el universo. Permítale que llene su mente y corazón.
 
7. Utilice guías de alabanza ya publicadas

Algunas veces tomar un enfoque más estructurado puede ayudarlo en su crecimiento. Esto es especialmente cierto si siente que ha alcanzado un punto en su vida de alabanza. Algo que me ha ayudado en dichos tiempos es usar libros, manuales, o guías de alabanza. Tres excelentes ejemplos son Una celebración de alabanza por Dick Eastman (Baker Book House, 1984), Un libro de alabanza por Joyce Blackburn (Zondervan, 1980), y Experimentar los atributos de Dios por Warren y Ruth Myers (Navegantes, 1978).


8. Encuentre la alabanza en lo ordinario

Aprenda a reconocer la alabanza en sus formas diarias y comunes. Aparece en los lugares menos pensados, pero cuando lo escucha, lo reconocerá. Escuchar las exclamaciones refrescantes y la emoción de los niños puede enseñarnos mucho sobre la alabanza.
Recuerdo cuando esperaba ver el amanecer durante un retiro en las montañas de Colorado. A medida que el sol aparecía en el horizonte, una de las chicas del grupo exclamó: «¡Vaya! ¡Miren eso!» Después de ese espectáculo, tuvimos un «tiempo de alabanza» en nuestra cabaña. Mientras escuchaba nuestras oraciones, me di cuenta de que la mejor alabanza ofrecida esa mañana fue el espontáneo «¡vaya!». Dios, quien mira el corazón, reconocerá seguramente dicha expresión genuina como una alabanza, ya sea que nosotros la clasifiquemos o no así.

Hacia una vida de alabanza
La profundidad y la riqueza de nuestra alabanza refleja nuestra intimidad con Dios. A medida que vaya aprendiendo a ofrecer una alabanza más significativa a él, considere los siguientes desafíos como punto de inicio
Propóngase a mejorar su vida de alabanza porque Dios lo vale.

De la misma forma que los discípulos del Señor buscaron Su ayuda, pídasela usted también: «Señor, enséñanos a orar» (Lc 11.1). Dios es honrado por dichas peticiones humildes y se deleita en suplir el deseo detrás de la petición para que haya una mayor intimidad con él.
     
Trabaje en alabar a Dios diariamente y hágalo en incrementos de tiempo pequeños y realistas. Algunas veces nos cargamos en separar mucho tiempo para nuestro propio nivel de experiencia y madurez. Sería mucho mejor si pasáramos cinco minutos de calidad alabando a Dios que apartar una hora y luchar por cumplirla.
Probablemente podríamos seguir mencionando un sin fin de actividades para desarrollar nuestras capacidades de alabanza. Alabar a Dios durará toda la eternidad. Será parte de nuestro descubrimiento infinito de Dios mismo. Pero, aunque no se agote, necesita tener un principio. Use estos ejercicios como «calentamiento» y siga desarrollando sus propias formas a medida que aprenda a ofrecer diariamente alabanzas que complazcan a Dios.
 Por su propia cuenta

Una herencia de alabanza
Aunque los salmos son la fuente principal en las Escrituras, la Biblia también registra las alabanzas de muchos hombres y mujeres de Dios que fueron movidos por Su carácter e intervención a su favor. Varios ejemplos se encuentran abajo.

      Moisés -  Éxodo 15.1–18

      Débora – Jueces 5

      David -  1 Crónicas 29.10–13

      Daniel – 2.19–23; 4.34–35

      María – Lucas 1.46–55

      Zacarías – Lucas 1.67–79

Mientras medita sobre estos derrames de alabanza, considere cómo ha visto a Dios trabajar en su vida. ¿Cuáles de sus atributos encuentra más significativos? Escriba su propio «cántico de alabanza», dándole a Dios la gloria por lo que él significa para usted.

viernes, 27 de agosto de 2010

sábado, 21 de agosto de 2010

A Dios le agrada Isabelle Valdez

Perdona, y tendrás paz interior

Murió cuando faltaban dos días para que cumpliera ochenta y siete años. Los nietos tenían preparada una fiesta en una finca. Torta y música folclórica. Lo que le gustaba. Su deceso pudo pasar desapercibido, pero no fue así. Ramón Peralta Arsayús, un curtido campesino de Costa Rica se convirtió en record mundial. ¿La razón? Cumplió doce años, cuatro meses y seis días, odiando a su padre.
Era un adolescente cuando el progenitor lo regañó en medio de una reunión. "No debes intervenir en las conversaciones de los adultos, porque eres un niño", le riñó su padre. Como él levantó los hombros, presa de la ira el hombre le golpeó la cara y lo envió al cuarto. Ese incidente jamás se borraría de su mente. "Lo odio", se repetía una y otra vez.
Los esfuerzos de su padre resultaron inútiles en procura de que volvieran a tener un trato amable. La mirada del muchacho siempre estuvo cargada de resentimiento. Ni siquiera lo perdonó un día en que, embriagado, le pidió perdón. "Hijo, reconozco que el incidente de aquel día te dolió. Perdóname". Él se limitó a sonreír, y no dijo nada. No lo perdonó.
Cuando agonizaba en una clínica, el padre llamó a Ramón, pero ni siquiera en ese momento tan emotivo, tomó la decisión. Así se lo compartió a su esposa y a sus hijos: "No creo que pueda perdonarlo jamás".
Siempre insistía que en su lápida colocaran: "Aquí yace alguien que no pudo perdonar". Y aunque se negaron a hacerlo, sus familiares comentaron el día del velorio que anidó el odio hasta el último instante de su vida…
Dios te perdonó, estás llamado a perdonar
Desde antes de la creación del mundo, Dios nos amaba. Él es amor y su amor por nosotros no tiene límites (Jeremías 31:3 a; 1 Juan 4.7; Juan 3:16).
Cuando comprendemos la grandeza de ese amor, apreciamos en su verdadera dimensión el hecho de que amar debe ser uno de los distintivos que marque la diferencia donde quiera que estemos, en lo que pensamos y hacemos: "Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a nuestros hermanos. El que no ama permanece en la muerte. Todo el que odia a su hermano es un asesino, y ustedes saben que en ningún asesino permanece la vida eterna."(1 Juan 3:14, 15. Nueva Versión Internacional)
El amor de Dios debe ser correspondido. Él nos ama—eso está claro--. Y nosotros debemos amarnos y amar a quienes están alrededor, con los que interactuamos e incluso, a quienes nos despiertan animadversión sin haberles tratado.
Las dimensiones del amor
Era un día cualquiera, si lunes o martes, nadie lo recuerda, aunque sí lo que ocurrió y convirtió aquella ocasión en algo extraordinario que pasaría a la historia.
El Señor Jesucristo se encontraba en Jerusalén. Un grupo de eruditos en las Escrituras, líderes de los fariseos, lo abordaron con el propósito soterrado de tenderle una trampa. "—Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley?--. "Ama al Señor tu >Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente",--le respondió Jesús--. Este es le primero y más grande de los mandamientos. El segundo se parece a éste: Ama a tu prójimo como a ti mismo"(Mateo 22:37-39, Nueva Versión Internacional).
Sobre la base de este principio que enseñó Jesús, descubrimos las dos dimensiones del amor que debe anidar en nuestro corazón, en una relación que se orienta en dos direcciones: una vertical y la otra horizontal. La vertical, la necesidad de amar a Dios, lo que a su vez se refleja en armonía y crecimiento espiritual. En la línea horizontal, encontramos la importancia de perdonarnos y amarnos a nosotros mismos y a los demás.
Como recordará, unos párrafos atrás leímos que el apóstol Juan asocia el odio con una trasgresión gravísima: el asesinato.
La falta de perdón es una atadura
No perdonar a quien nos ha causado daño, produce inestabilidad en nuestra vida espiritual y desencadena estancamiento en el proceso de crecimiento personal. Es unA terrible atadura que aprovecha Satanás para destruirnos. El sabe aprovechar esas semillas de odio y resentimiento para ganar terreno; no en vano el Señor Jesús nos advirtió que el enemigo "…no viene más que a robar, matar y destruir…", y añadió el amado Salvador: "…yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia"(Juan 10:10 a).
Le invito para que evalúe por un instante qué beneficios arroja a nuestro ser el asumir una actitud no perdonadora. ¡Ninguna! Por el contrario, nos produce desasosiego e infelicidad que se prolongan tanto como nos empecinemos en odiar.
¿Quieres recibir perdón?, entonces perdona
En el Reino de Dios hay una ley ineludible que existe desde la misma fundación del universo. Es la ley de la siembra y la cosecha. Recogemos lo que hemos plantado.
El amado Maestro la explicó con sencillas palabras, que encuentran un profundo significado: "No juzguen, y no se les juzgará. No condenen, y no se les condenará. Perdonen, y se les perdonará. Den, y se les dará: Se les echará en el regazo una medida buena, apretada, sacudida y desbordante. Porque con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes"(Lucas 6:37, 38. Nueva Versión Internacional)
Si perdonamos, recibimos perdón. No solamente de dios sino de quienes nos rodean. No podemos pretender que los demás perdonen nuestras faltas, si nosotros mismos no damos perdón.
Recue4rde siempre que la misericordia triunfa sobre el juicio. La antesala de una buena reconciliación con Dios es perdonar al prójimo y perdonarnos a nosotros. Nadie nos obliga a perdonar. Es una decisión personal.
El Señor Jesús instruyó: "Porque si perdonan a otros sus ofensas, también los perdonará a ustedes su Padre celestial. Pero si no perdonan a otros sus ofensas tampoco su Padre les perdonará a ustedes las suyas"(Mateo 6:14, 15, Nueva Versión Internacional). El apóstol Santiago, por su parte, fue más contundente cuando advirtió: "Hablen y pórtense como quienes han de ser juzgados por la ley que nos da libertad, porque habrá un juicio sin compasión para el que actúe sin compasión. ¡La compasión triunfa sobre el juicio!"(Santiago 2:12, 13. Nueva Versión Internacional).
Si usted perdona, comienza el proceso de transformación de su mundo interior y del que le rodea.
No contamine a otros
La falta de perdón termina ejerciendo influencia no solo en nuestro corazón que se llena de amargura, sino en quienes le rodean. Como explicó el que a mi juicio es el autor de la carta a los hebreos, el apóstol Pablo: "Asegúrense… de que ninguna raíz amarga brote y cause dificultades y corrompa a muchos…" (Hebreos 12:15, Nueva Versión Internacional)
Perdonar no es fácil. No lo fue antes ni lo es ahora. Por esa razón, no es en nuestras fuerzas en las que debemos procurar perdonar, sino en las fuerzas de Dios. La Biblia nos enseña que en el Señor Jesús podemos hacerlo: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece"(Filipenses 4:13, Nueva Versión Internacional).
Tras reconocer que es en Jesucristo como avanzamos hacia el perdón y por ende la sanidad interior, de nuestro corazón herido cuando nos han causado daño, es importante una última recomendación: En adelante, rechace todo pensamiento que alimente el rencor, y llévelo cautivo a la obediencia a Cristo como enseña ese libro maravilloso que es la Biblia (2 Corintios 10:5).
Comprobará que su vida experimentará cambios de significación. Si quiere alcanzar la paz interior, ¡desarrolle una actitud perdonadora!
¿Ya Jesucristo mora en su corazón?
No podríamos concluir esta reflexión sin preguntarle: ¿Ya recibió a Jesucristo en su corazón? Hoy es el día apropiado para hacerlo. Dígale en oración: "Señor Jesús, reconozco que he pecado. Gracias por morir en la cruz por mis pecados, para perdonarme y abrirme las puertas a una nueva vida. Te recibo en mi corazón como único y suficiente Salvador. Haz de mi la persona que tú quieres que yo sea. Amén"
Si hizo esta oración, le felicito. Ahora tengo tres invitaciones para usted: La primera, haga de la oración un principio de vida diaria. Orar es hablar con Dios, como nuestro Padre celestial, pero también como nuestro amado amigo. La segunda, lea el libro más maravilloso, la Biblia, en el que aprenderá principios sencillos y prácticos que le llevarán al éxito personal y espiritual, y por último, comience a congregarse en una iglesia cristiana. ¡Su vida no será la misma desde hoy con la ayuda del Salvador!
Si tiene alguna inquietud, por favor, no dude en escribirme a
:
Email: Ps.Fernando@adorador.com

¿Cómo enfrentar y superar la pérdida de un ser querido?

Ps. Fernando Alexis Jiménez. 
Apenas iba llegando del trabajo, cuando lo llamaron por teléfono. Jamás lo esperó. Un golpe muy fuerte. Mientras asentía con la cabeza, indicando que comprendía el mensaje, las lágrimas surcaron su rostro. El dolor lo embargaba. Dejó el auricular sobre la mesa, luego miró a su esposa y se atrevió a musitar:
--Murió mi madreHace unos minutos apenas; me lo acaba de confirmar Raúl. Creo que es mejor que te arregles. Vamos para allá. —
Rebeca lo abrazó. Fue lo único que atinó a hacer. Ella misma estaba consternada. La escena era inconcebible para una pareja que siempre había gozado de tranquilidad.
--No te preocupes. Cálmate. Todo saldrá bien--, trató de tranquilizarlo.
--¿Qué tome las cosas con calma? ¡Por Dios, Rebeca! Es mi madre la que acaba de morir. ¡Claro, a ti no te afecta como a mí!.--
La mujer se quedó mirándolo aterrada. No salía de su asombro. Jamás había sido así. En lo más profundo de su ser se sintió herida. Aquello era más de lo que podía esperar. Ella también comenzó a llorar, en esa extraña mezcla de tristeza por la pérdida de su suegra y desconsuelo por lo que había ocurrido con su marido.
Él por su parte, debía conjugar dos momentos dramáticos: de un lado la sensación de vacío que le despertaba la pérdida de su madre, y de otra parte, el desaliento tras comprobar que había ofendido a su cónyuge. No sabía cuál de los dos sentimientos encontrados le provocaba más angustia. De camino al hospital no podía concentrarse mientras conducía… ¡Aquél día se le había convertido en una tragedia.
Enfrentando situaciones inesperadas
La pérdida de un ser querido jamás estará dentro de nuestras expectativas inmediatas. Por una extraña razón, inherente al ser humano, pensamos en todo menos en que algo malo pueda ocurrir. En momentos así lo menos aconsejable es abordar a la persona con recomendaciones tales como: "No te preocupes", "Hay que resignarse", "A todos nos puede ocurrir", "No importa, al fin y al cabo la vida sigue", "Tienes una familia que te ama, y todo volverá a ser normal", entre otras expresiones.
En momentos así, en los que se confunden las emociones, lo más probable es que la persona reaccione con molestia ante las instrucciones para conservar la serenidad. Incluso, es posible que interprete esos consejos como una manifestación de incomprensión e intolerancia por parte de su interlocutor.
Una inclinación, muy natural, es a querer morirse también. En medio del dolor, el mundo se torna gris y llegan a concebir que nada tiene sentido, ni siquiera la existencia. Pueden incluso razones que nadie alrededor alcanza a imaginar siquiera lo que está experimentando.
Para ser sinceros, usted y yo jamás dimensionamos lo que está sintiendo el otro. Es probable que hayamos pasado por situaciones similares, pero no habremos sentido lo mismo. Recuerde que cada uno tiene su propia forma de asumir los períodos de dificultad. Con ese precedente, lo más aconsejable es permitirle que se desahogue, bien sea hablando o llorando. No interrumpirle, simplemente permitirle que saque todo el dolor que lleva dentro. Es esencial que vivan el duelo particular a su drama.
¿Cómo podemos ayudar a alguien en momentos de dolor?
Cuando alguien atraviesa por el dolor de perder un ser querido, lo esencial es que le brindemos acompañamiento. No juzgarle, señalarle o indicarle qué es lo que debe hacer. Simplemente acompañarle, estar a su lado, que sepa que hay alguien que desea brindarle su respaldo.
Otras sugerencias en casos así son:
a. Escuchar sin interrumpir
b. No procurar que cambie de tema
c. Aconsejarle—en caso que haya lugar—pero midiendo mucho cada palabra
d. No colarnos como ejemplo de alguien que sí sabe manejar situaciones traumáticas
e. No imponerle tiempos o un cronograma para que haya "resuelto" su situación de duelo
f. No espere que la persona resuelva el conflicto de la noche a la mañana
g. En caso que la persona reaccione agresivamente, comprenda que está viviendo un momento difícil
Todos hemos pasado o tal vez atravesaremos por situaciones traumáticas, que desencadenan un conflicto interno.
En nuestra condición de cristianos, es a Dios a quien recurrimos en momentos complejos, para pedirle sabiduría, que nos ayude a encontrar las palabras apropiadas para aconsejar a quien vive una etapa de dolor emocional.
El manejo del dolor emocional a la luz de la Biblia
Las Escrituras, que siempre tienen una respuesta a nuestros interrogantes y nos brindan principios prácticos y sencillos para avanzar hacia la superación de los conflictos, enseña que es natural sentir que todo alrededor se vuelve gris cuando el dolor embarga nuestro corazón. El rey David escribió: "El dolor me nubla la vista; ¡se me nubla por culpa de mis enemigos!" (Salmo 6:7). En momentos así, enfrentamos desánimo, y la concepción de que todo en torno nuestro no constituye más que un laberinto sin salida: "¡El dolor y los lamentos acaban con los años de mi vida! La tristeza acaba con mis fuerzas; ¡mi cuerpo se está debilitando!" (Salmo 31:10).
Aunque los pasajes bíblicos se escribieron muchos siglos antes de que la sicología hiciera los modernos descubrimientos en el manejo de las situaciones de conflicto, los autores sagrados tenían claro que es fundamental el proceso del desahogo: "Cuando pienso en estas cosas, doy rienda suelta a mi dolor. Recuerdo cuando yo iba con la gente, conduciéndola al templo de Dios entre gritos de alegría y gratitud. ¡Qué gran fiesta entonces!" (Salmo 42:9), sobre todo cuando se experimenta la sensación de amargura, desánimo y profundo dolor, difícil de describir con palabras (Cf. Salmo 39:2; 73:21; 116:3; 119:28).
Entregar el dolor emocionar a Dios
El paso más apropiado, tal como lo enseña la Biblia, es entregar a Dios toda nuestra angustia y tristeza: "El Señor le dará fuerzas en el lecho del dolor; ¡convertirá su enfermedad en salud!" (Salmo 41:3)."...pues te cubrirá con sus alas y bajo ellas estarás seguro. ¡Su fidelidad te protegerá como un escudo!" (Salmo 91:4). Nuestro amado Padre, promete cuidarnos:
Por su parte, el apóstol Pedro recomendó que todos esos sentimientos encontrados, que provocan dolor y desaliento, debemos someterlos al Señor: "Dejad todas vuestras preocupaciones a Dios, porque él se preocupa de vosotros" (1 Pedro 5:7).
Entregar al Señor todo cuanto nos doblega, no es otra cosa que dejar esos hechos dolorosos en Sus manos y permitir que obre en nuestra existencia, trayendo paz, como dice el apóstol Pablo: "Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús" (Filipenses 4:6, 7).
Le invito a considerar el hecho de que, para el autor, es imprescindible que vayamos al Padre celestial en oración. Volcarle todo cuando hay en nuestro corazón. Es decirle cómo nos sentimos, el temor que nos embarga y el desasosiego que gana terreno. Él nos comprende, no nos cuestiona y abre puertas para encontrar soluciones.
La respuesta, tal como la describe el apóstol Pablo, proviene de Dios y se evidencia en una "paz que sobrepasa todo entendimiento". Esa paz traerá sosiego a nuestras emociones y nos ayudará a controlar los pensamientos que nos avivan el dolor y la tristeza.
¡Hay salida para el sufrimiento! Está en Dios. Él quiere ayudarnos, pero es necesario que le abramos las puertas del corazón. Vuelva su mirada Él, sin temor, ya que no quedará avergonzado.

jueves, 19 de agosto de 2010

Tan solo crees José Luis Reyes

La Obediencia

La Obediencia

Mt 21:28-32

28Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero, le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña. 29Respondiendo él, dijo: No quiero; pero después, arrepentido, fue. 30Y acercándose al otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo él, dijo: Sí, señor, voy. Y no fue. 31¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre? Dijeron ellos: El primero. Jesús les dijo: De cierto os digo, que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios. 32Porque vino a vosotros Juan en camino de justicia, y no le creísteis; pero los publicanos y las rameras le creyeron; y vosotros, viendo esto, no os arrepentisteis después para creerle. INTRODUCCIÓN.


Si hay algo que la humanidad ha buscado es hacer lo que cada quien quiere, sin embargo esto no es posible dado que la creación misma nos declara que existe un orden en todas las cosas, podemos ver que los cuerpos celestiales y aún lo más pequeños están sujetos a leyes que los rigen y mantienen el orden en la creación.


Cuando alguno de nosotros desafía las leyes, entonces debemos vivir las consecuencias de esto. Por ejemplo, cuando alguno de nosotros decide enfrentar la ley de la gravedad desde 4 m de altura, la consecuencia pueden ser graves daños físicos, si no hacemos nada que nos conduzca a enfrentarla estaremos a salvo, de lo contrario sufriremos las consecuencias.


De la misma manera la Biblia declara que hay un Dios y un Señor, al cual debemos sujeción, no sólo porque nos ha salvado, sino porque Él es Dios por sobre todas las cosas y no es que tenga derecho a que le obedezcamos, sino que le debemos la obediencia. Hoy hablaremos acerca de la verdadera obediencia.


OCASIÓN DE LA PARÁBOLA


Existen reglas claras para interpretar una parábola, no queremos infringir esto para y caer en el error de decir o espiritualizar erróneamente, quitando la enseñanza de la Palabra del Señor. Para hacer una correcta interpretación debemos identificar el motivo para decir la parábola y la enseñanza que contiene.


1. Motivo. El encuentro del Señor Jesucristo con los sacerdotes y ancianos del pueblo (Mt 21:23 Cuando vino al templo, los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se acercaron a él mientras enseñaba, y le dijeron: ¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿y quién te dio esta autoridad?) que enfrentaban su autoridad. El objetivo de estos sacerdotes era quitarle la autoridad para así justificar la desobediencia a sus palabras y demandas. Estos hombres menospreciaban la autoridad de Jesús y no se sentían comprometidos a obedecerle. Por tanto, Jesús utiliza una parábola para demostrarles su actitud.


2. Enseñanza. El reconocimiento de la autoridad es haciendo en la práctica lo solicitado. Jesús enfrenta a estos religiosos a que no solamente las palabras son suficientes para mostrar la obediencia a la autoridad, sino que los hechos determinarán si se ha obedecido o no. Ellos sabían las demandas de Dios y públicamente asentían a las mismas, pero en la práctica no era cierto y Jesús se los demuestra enfrentándolos ya que no habían obedecido a Dios por medio de su siervo Juan, quien preparo el camino para el Mesías.


Aunque uno de los hombres dijo que haría lo que su padre le pidió, en realidad no lo hizo, estos son los religiosos. El que se negó a hacer la voluntad de su padre, pero que finalmente lo hizo, estos son los publicanos y rameras, que reconocían que no estaban haciendo la voluntad de Dios, pero que ahora sí querían hacerlo obedeciendo al mensaje de Dios por medio de su siervo Juan.





Y actualmente sucede lo mismo, muchos que se dicen cristianos y aún los que verdaderamente lo son, están siendo engañados por el enemigo de Dios para que crean que porque asienten intelectualmente a la Biblia, ya están obedeciendo a Dios, siendo que no es así.


Queremos ver lo que implica la verdadera obediencia.


¿QUÉ ES LA OBEDIENCIA?


Antes de continuar tenemos que definir los términos que utilizaremos para que no nos confundamos.


La definición del diccionario dice:


OBEDIENCIA. Acción de obedecer || Sumisión de una cosa a otra.


OBEDECER. Someterse a la voluntad ajena y ejecutarla.


Esta definición aunque nos ayuda se queda muy corta con respecto al concepto que la Biblia enseña acerca del tema de la obediencia. Al realizar un estudio de la palabra en la Escritura encontramos detalles muy reveladores que son muy importantes para la enseñanza del asunto, veamos:



Palabra

Significado
Ejemplo

Apertheo Desobediente, no creer

1P 3:20 los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua

Upakouo

Atender una instrucción o llamado
2Te 1:8 en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo

Pertho

Obedecer por haber sido persuadido
Ga 5:7 Vosotros corríais bien; ¿quién os estorbó para no obedecer a la verdad?

Upotásso

Sujetarse, someterse a otro. Se refiere a una actitud voluntaria de darse en cooperación, asumiendo una responsabilidad y llevar una carga
Ro 13:1 Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas

Upokoe

La obediencia a alguien mostrada en la observancia de los requerimientos
1P 1:22 Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro


Después de haber analizado la obediencia bíblica, ésta conlleva los siguientes aspectos:


1. Atención. Al prestar nuestros sentidos e intelecto al requerimiento de quien demanda la obediencia.


2. Reflexión. Meditación cuidadosa de las implicaciones y demandas asociadas al requerimiento.


3. Compromiso. Al aceptar la total responsabilidad asociada al cumplimiento de la voluntad de quien nos estamos sujetando para obedecerlo.


4. Confianza. Al aceptar la validez y necesidad del requerimiento hecho.


5. Exactitud. Al aceptar el método y forma necesarios para cumplir lo solicitado.


6. Ejercicio de la voluntad. Al decidir cumplir el requerimiento por voluntad personal, sin coacción de ningún tipo.


7. Acción. Al Ejecutar el requerimiento.



Por otro lado, el Espíritu Santo produce en nosotros la necesidad de obedecer al Señor nuestro Salvador Fil 2:13 porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad. Por lo tanto, un verdadero creyente tiene la necesidad y el deseo de obedecer a Dios. Tenemos que reconocer que cuando no estamos bajo el control del Espíritu Santo, nuestra carne nos demandara satisfacerla y por lo mismo, nos llevará a la desobediencia y al pecado contra Dios.


Dado que la obediencia es un fruto espiritual, podemos concluir que es perfectamente posible obedecer al Señor, sin embargo en la práctica existen estorbos a la obediencia.


ESTORBOS A LA OBEDIENCIA


Veremos en tres pasajes de la Escritura nueve estorbos de la carne para que podamos obedecer, la identificación personal de ellos en nosotros y la confesión inmediata delante de Dios y el correspondiente perdón y limpieza por parte de Él, nos llevará al camino de la obediencia.


Is 1:16-20 16Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; 17aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda. 18Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. 19Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra; 20si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada; porque la boca de Jehová lo ha dicho.


· El pecado en general. El pecado de hecho es cualquier desobediencia a la voluntad de Dios, adicionalmente, al estar en el ámbito de la carne, ningún sometimiento a la voluntad de Dios se puede calificar como la obediencia bíblica, hasta que no se confiese el pecado, esta supuesta “obediencia” son simples obras que no son aceptadas ni bendecidas por Dios. Al pecar corremos el riesgo de cometer una cadena de pecados, por ejemplo tenemos al rey David que al cometer el pecado de lascivia con Betsabé se añadieron el de fornicación, la mentira, la hipocresía y el asesinato.


Pr 3:1-12 1Hijo mío, no te olvides de mi ley, y tu corazón guarde mis mandamientos; 2Porque largura de días y años de vida y paz te aumentarán. 3Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón; 4y hallarás gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres. 5Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. 6Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas. 7No seas sabio en tu propia opinión; teme a Jehová, y apártate del mal; 8porque será medicina a tu cuerpo, y refrigerio para tus huesos. 9Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; 10y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto. 11No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová, ni te fatigues de su corrección; 12porque Jehová al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere.


· Vr. 5. Apoyarse en la propia prudencia. Confiar en la propia capacidad y criterio, erigirse a uno mismo como la autoridad de juicio con respecto a lo que se debe o no hacer. Como ejemplo Lv 10:1-2 1Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario, y pusieron en ellos fuego, sobre el cual pusieron incienso, y ofrecieron delante de Jehová fuego extraño, que él nunca les mandó. 2Y salió fuego de delante de Jehová y los quemó, y murieron delante de Jehová.


· Vr. 7. Ser sabio en la propia opinión. Confiar en las convicciones de la carne y esquema de valores conformados por el modelo del mundo. Aplicar la inteligencia de la carne y no la sabiduría espiritual del Señor y su Palabra. Como ejemplo tenemos a los fariseos de los tiempos del Nuevo Testamento.


· Vr. 11. Menosprecio y fatiga de la corrección de Dios. En otras palabras, no tener temor de Dios. Esto produce un carácter audaz que lleva a la persona a mantenerse siempre en desafío hacia la voluntad del Señor.



Como ejemplo tenemos la ciudad de Jerusalén que no recibió la corrección del Señor y no confió en Él, Sof 3:1-5 1¡Ay de la ciudad rebelde y contaminada y opresora! 2No escuchó la voz, ni recibió la corrección; no confió en Jehová, no se acercó a su Dios. 3Sus príncipes en medio de ella son leones rugientes; sus jueces, lobos nocturnos que no dejan hueso para la mañana. 4Sus profetas son livianos, hombres prevaricadores; sus sacerdotes contaminaron el santuario, falsearon la ley. 5Jehová en medio de ella es justo, no hará iniquidad; de mañana sacará a luz su juicio, nunca faltará; pero el perverso no conoce la vergüenza.


Sal 73:1-3 1Ciertamente es bueno Dios para con Israel, para con los limpios de corazón. 2En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; por poco resbalaron mis pasos. 3Porque tuve envidia de los arrogantes, viendo la prosperidad de los impíos.


· Vr. 3. Por envidia para con los incrédulos. El desviar la vista del autor y consumador de la fe: Cristo; nos hace fijarla en los incrédulos, aunado a esto y a los apetitos de la carne, el deseo de obtener los falsos beneficios que parecen gozar los incrédulos nos expone a la desobediencia para alcanzar en nuestras fuerzas los anhelos, que Dios, en su tiempo y voluntad, puede satisfacer.



La fuente de la desobediencia la encontramos en Lv 26:14-21 14Pero si no me oyereis, ni hiciereis todos estos mis mandamientos, 15y si desdeñareis mis decretos, y vuestra alma menospreciare mis estatutos, no ejecutando todos mis mandamientos, e invalidando mi pacto, 16yo también haré con vosotros esto: enviaré sobre vosotros terror, extenuación y calentura, que consuman los ojos y atormenten el alma; y sembraréis en vano vuestra semilla, porque vuestros enemigos la comerán. 17Pondré mi rostro contra vosotros, y seréis heridos delante de vuestros enemigos; y los que os aborrecen se enseñorearán de vosotros, y huiréis sin que haya quien os persiga. 18Y si aun con estas cosas no me oyereis, yo volveré a castigaros siete veces más por vuestros pecados. 19Y quebrantaré la soberbia de vuestro orgullo, y haré vuestro cielo como hierro, y vuestra tierra como bronce. 20Vuestra fuerza se consumirá en vano, porque vuestra tierra no dará su producto, y los árboles de la tierra no darán su fruto. 21Si anduviereis conmigo en oposición, y no me quisiereis oír, yo añadiré sobre vosotros siete veces más plagas según vuestros pecados.



· Vr.15. Desdeñar y menospreciar los estatutos y decretos. La confianza en la capacidad y sabiduría personales nos lleva a caer en la soberbia, esto produce que los estatutos y decretos del sabio Dios sean tenidos en menos. Nos damos cuenta de esto cuando tenemos justificantes tales como: “Estos son otros tiempos”, “No hay que ser exagerados o legalistas”, “No creo que sea tan importante”, “A mí eso no me afecta”, “Yo ya superé esos problemas”. Cuando creemos que algo no es importante se hace a un lado, provocando la consiguiente desobediencia al Señor. No hay mandamiento o declaración bíblica que no sea importante.


Esto les sucede mucho a los jóvenes, estos descansan mucho en la fortaleza de su juventud, desdeñando la sabiduría de los mayores y por tanto también el consejo divino, piensan que porque son jóvenes, tendrán tiempo para divertirse y después para hacer lo que ellos crean, no preparándose para los tiempos en los cuales no tengan satisfacción Ec 12:1 Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento. Es una actitud común en esta etapa de la vida.


Ejemplo: Saúl 1S 13:13 Entonces Samuel dijo a Saúl: Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento de Jehová tu Dios que él te había ordenado; pues ahora Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre.


· Vr.18. Endurecimiento ante el trato de Dios. La disciplina del Señor no es un castigo como el que aplican los hombres, su propósito principal es el corregir al que se ha desviado para que no caiga en mayor condenación. La Biblia declara que el Señor no aflige por gusto a las personas Lm 3:33 Porque no aflige ni entristece voluntariamente a los hijos de los hombres; y lo que a los ojos de los hombres es un castigo, desde la perspectiva del Señor es un acto de amor y de enseñanza para guardar a los que son suyos.


Cuando una persona no ha entendido esto, sino que piensa que Dios sólo quiere castigarlo, su corazón comienza a endurecerse y entonces desobedecerá al Señor. Ejemplo Jon 1:1-3 1Vino palabra de Jehová a Jonás hijo de Amitai, diciendo: 2Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y pregona contra ella; porque ha subido su maldad delante de mí. 3Y Jonás se levantó para huir de la presencia de Jehová a Tarsis, y descendió a Jope, y halló una nave que partía para Tarsis; y pagando su pasaje, entró en ella para irse con ellos a Tarsis, lejos de la presencia de Jehová.


· Vr.19. La soberbia del orgullo. En la versión La Biblia al día se lee: Quebrantaré su orgulloso poder. Tenemos que reconocer que el esfuerzo y la perseverancia alcanzan su fin, lo que aquí nos dice es que existe una actitud, la no dependencia de Dios; tomando su propio camino y alcanzando sus objetivos, independientemente de Dios, hasta el punto de olvidarse del Señor y su voluntad directiva. Ante esta actitud no encontraremos una obediencia, porque al único que se obedece es a uno mismo.


Como ejemplo tenemos al pueblo de Israel, mantiene esa actitud hasta nuestros días porque las maldiciones que se dictan en este pasaje a los desobedientes, Israel los está sufriendo actualmente.


· Vr.21. Oposición a Dios.(22, 27, 40). La expresión en hebreo utilizada aquí es KERI, que significa “Contrario o encuentro hostil”. Como cuando dos enemigos se encuentran. Los versículos que utilizan esta expresión muestran una actitud de franca hostilidad hacia Dios debido al estado espiritual del pueblo. Algunos creyentes (y que bueno que no muchos) se encuentran en esta actitud, están enojados con Dios y todo lo que se refiera a Él, en esta situación lo menos que piensan es obedecer. Para estos casos, el Señor aplica un quebrantamiento extremo para atraer hacia si a los que están así. Nuevamente el pueblo de Israel en distintas etapas de su historia es un ejemplo clásico de esta actitud.


Como hemos visto, existe mucha evidencia bíblica que nos enseña que la oposición de la naturaleza pecaminosa a la obediencia no tiene límites.


El considerar seriamente la actitud de cada uno de nosotros con respecto a estos aspectos es muy importante para el progreso de la vida espiritual. Si al analizar tu vida te das cuenta que tienes al menos uno de estos puntos, tienes que reconocer que tu problema de obediencia es a causa de esto, debes ir delante de Dios y humillarte, confesar tu pecado y clamar por perdón y limpieza espiritual. Al hacerlo así tendrás la posibilidad de ser feliz al lado de tu Señor y glorificar su nombre hablando de su perdón y poder en tu vida.


Regresando a nuestro pasaje de Mateo, la obediencia requerida por el Señor no es decir un sí intelectual a la voluntad de Él y dejarlo allí, sino es la aplicación de la atención, reflexión, compromiso, confianza, exactitud ejercicio de la voluntad y acción que conforman la verdadera obediencia, todo esto se mostrará en el cumplimiento práctico de su voluntad en la vida de cada uno de nosotros.


Por ejemplo, la Palabra del Señor dice en Mt 28:19-20 19Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. La verdadera obediencia es: Ir a predicarles, confirmarlos en la fe, enseñarles la voluntad de Dios (discipularlos) y asegurarse de la hagan. La mayoría de nosotros no obedecemos ni la primera parte, otra parte del resto sólo predica y sólo algunos cumplen cabalmente este mandamiento.


FRUTO DE LA OBEDIENCIA


Así como el capítulo 26 de Levítico nos indica las maldiciones por la desobediencia, este mismo capítulo nos enseña que Dios dará múltiples bendiciones al decidir voluntariamente obedecerle.


Ahora bien, el estado natural del hombre es la desobediencia a la voluntad del Señor, esta obediencia se aprende con la práctica, porque ésta solo se completa cuando se ejecuta, es decir, cuando se cumple la obediencia a quien se sujeta.


La Biblia declara que aún Jesucristo aprendió la obediencia en Heb 5:8-9 Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; 9y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen. ¿Cómo explicamos este texto? Jesucristo antes de su encarnación, en su estado de Dios eterno, no tenía necesidad de obedecer a su Padre ya que ellos co-iguales en la trinidad divina, sin embargo en su encarnación, Él tomó el papel de siervo obediente como el Mesías redentor, totalmente sujeto a la voluntad del Padre (Jn 8:28-29 28Les dijo, pues, Jesús: Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que yo soy, y que nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre, así hablo. 29Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada).


Dice en Ro 15:3-6 3Porque ni aun Cristo se agradó a sí mismo; antes bien, como está escrito: Los vituperios de los que te vituperaban, cayeron sobre mí. 4Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza. 5Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir según Cristo Jesús, 6para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Alentándonos a seguir el ejemplo de Jesucristo que fue obediente en todo y de esta manera glorificar a Dios por medio de nuestro testimonio.


1P 1:22 Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro. El primer acto de obediencia en nuestra vida para con Dios fue aceptar la verdad del evangelio y obedecer el mensaje del mismo arrepintiéndonos de nuestro pecado y clamando a Él como salvador, esto limpió nuestro corazón y nos dio todo el potencial para ser hijos obedientes, porque ésta es la voluntad de Dios.


1P 1:13-16


13Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; 14como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; 15sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; 16porque escrito está: Sed santos, porque yo
soy santo.